Cuando la limpieza es crítica el hospital que volvió a confiar

Cuando la limpieza es crítica: el hospital que volvió a confiar

En los hospitales, no hay espacio para el desorden. La limpieza no solo es importante, es vital. Una superficie mal desinfectada, un baño con residuos o un error en la dosificación puede significar mucho más que una mala impresión: puede poner en riesgo vidas.

Pero, ¿qué pasa cuando la limpieza falla desde el inicio? Esta es la historia real de un hospital público en el oriente de El Salvador que, apenas inaugurado, ya presentaba manchas, incrustaciones y descontrol. Y cómo una decisión oportuna, y el acompañamiento correcto, lo cambió todo.

Una apertura con muchas dudas

El hospital San Gabriel abrió sus puertas con entusiasmo, pero rápidamente se enfrentó a un problema común en muchas instituciones nuevas: una cadena de suministro fragmentada y sin guía.

Los baños del nuevo anexo ya presentaban manchas. Los pisos perdían su brillo. El personal de limpieza no contaba con instrucciones claras ni productos adecuados. Además, la administración tenía varios proveedores distintos para lo más básico: papel higiénico, jabón, alcohol, desinfectantes… Cada uno entregando en días diferentes, sin ninguna coordinación.

El resultado: tiempo perdido, recursos mal gestionados y ninguna solución real.

Una camisa conocida cambió el rumbo

A veces, las soluciones llegan por casualidad. Una asesora de CEK, durante una visita rutinaria a la zona, pasó frente al hospital. Al acercarse, fue recibida por la jefa de limpieza, quien la reconoció inmediatamente por el uniforme: “Yo conozco esa camisa. He usado sus productos en otro hospital, y funcionaban”.

Ese reconocimiento espontáneo fue el inicio de un cambio. Se hicieron pruebas con los productos adecuados, especialmente en las áreas más problemáticas. Los resultados fueron inmediatos. Las manchas desaparecieron. Los pisos se limpiaron sin esfuerzo. El equipo de limpieza, acostumbrado a batallar con productos listos para usar pero poco eficaces, notó la diferencia.

Menos proveedores, más control

Una de las claves fue la consolidación de proveedores. En lugar de depender de varias empresas para cada tipo de producto, el hospital comenzó a recibir soluciones integradas: productos, equipos de aplicación y asesoramiento técnico, todo en uno.

Los productos de CEK, además, no venían listos para usar sin control. Se implementaron sistemas de dilución que permiten calcular exactamente cuánto producto usar, cómo aplicarlo y cuándo reponerlo. Esto redujo desperdicios, mejoró la trazabilidad y permitió una limpieza más eficiente y segura.

El cambio fue tangible: si antes hacían pedidos semanales, ahora lo hacen cada 15 o hasta 22 días. La periodicidad disminuyó gracias al rendimiento del producto y a una gestión más inteligente.

Acompañamiento que marca la diferencia

Más allá del producto, lo que más valoró el hospital fue el acompañamiento. Aunque el proveedor estaba ubicado en San Salvador y el hospital a más de tres horas de distancia, la asesora siempre estuvo disponible. Por llamada, por mensaje o en persona, la respuesta era inmediata.

Esto construyó una relación basada en la confianza. Cuando surgían dudas o inconvenientes, el equipo sabía a quién acudir. Incluso en momentos en que no era “día de visita”, el personal enviaba fotos, hacía consultas y recibía soluciones.

El impacto en el día a día

Uno de los puntos más sensibles en instituciones de salud es el bienestar del personal. Antes de CEK, el hospital utilizaba productos agresivos para la piel, que causaban irritación o problemas respiratorios al personal de limpieza. Con el nuevo sistema, no solo mejoraron los resultados de higiene, sino que también cuidaron a quienes limpian: los productos son más seguros, neutros y fáciles de aplicar.

Hoy, el hospital no solo mantiene sus espacios limpios y seguros, sino que también ha optimizado su proceso de compras, ha reducido el número de proveedores y ha aumentado la satisfacción del personal.

Lo que este caso nos enseña

Este hospital demostró que un buen proveedor no es solo quien entrega cajas. Es quien se involucra, escucha, acompaña y ofrece soluciones adaptadas. Es quien convierte el caos en orden, y los productos en resultados.

Y también nos recuerda algo importante: a veces, un simple reconocimiento de una camisa conocida, un recuerdo positivo de otro lugar puede abrir puertas a grandes cambios.

¿Te suena familiar?

Si tu institución está enfrentando problemas similares productos que no rinden, pedidos que se hacen demasiado seguido, proveedores que solo entregan y no acompañan , tal vez sea hora de considerar una solución diferente.

No se trata solo de comprar productos. Se trata de transformar la forma en que se gestiona la limpieza, de proteger al personal, de cuidar los recursos y de dar confianza.

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